martes, 17 de marzo de 2009

¡QUÉ LARGAS VACACIONES...!


Queridos carpetobetónicos de mi ánima: Me despedía de vosotros en Julio del pasado año, advirtiéndoos que aquí, en la Sacramental de San Isidro, aunque también se notaría el calor, no se estaba nada mal, sino incluso bastante mejor que por esas playas, entre el hacinamiento y el bostezo, y sobre todo entre esas señoras en bañador, que ni ellas mismas pueden saber cómo "embutirse" en semejante prenda de playa o de piscina. Y, por ello, no quería yo "complicarme la muerte", como tantos pollos, y no tan pollos, como hoy en día se lanzan por esas carreteras a centenares de kilómetros por hora, para venir aquí, a la Sacramental, antes de tiempo. Nosotros, no. Descansamos todos en paz, gracias a ese Dios, del que tal vez yo dudé en alguna ocasión, pero que ahora veo resplanceciente, como contemplo, desde lo más alto, lo que algunos creen es mi residencia actual, mi "apartamento". Pero, nada de eso. Absolutamente nada. Dios, no existe, pero es. Y, desde luego, puedo garantizar que nunca ha sido ni Maradona, ni Ronaldinho, ni ahora Messi, ni ningún otro bruto de esos que dan patadas. Sino, sin bien alguna vez se ha dicho de Él que "era el que era", últimamente, definitiva y concluyentemente, no es otra cosa, otra substancia, sino el Amor y el Bien, todo el Bien y el único Bien, como ya dijo aquel pobrecillo de Asís, que también está aquí conmigo, y con el que suelo charlar algunas tardes. Yo, siempre le digo: "Pero, Francisco -a veces se me escapa el "Paco", que de él viene, "Pater Comunitatis" = "Pa. Co.", y de ahí, a su vez, abreviadamente, "Paco"- ¿cómo pudiste pensar o creer que un lobo era como un hombre?". Y él, tan seráfico y humilde como siempre, me dice: "Pero, Don José, si casi todos los hombres son como lobos". Y tiene mucha razón, ya lo creo.

Bien. Lo que yo quería deciros es que, muy pronto, antes desde luego de que vuelvan los grandes calores, proyecto seguir hablándoos de la cosas que pensé, escribí y dije en mis numerosas conferencias, congresos y foros, y de tantas cosas como hice mientras estuve a vuestro lado, tanto aquí, en el Majoritum, en la Mantua Carpetana, como después en Alemania, y nuevamente en Madrid, hasta que tuve que irme por esos mundos... Sobre todo, os contaré cosas de la Argentina, ese maravillosos país, donde me trataron como lo que éramos, como hermanos. Copiad vosotros, celtibéricos, hoy, de ellos, en relación con los argentinos que han llegado hasta nosotros, porque España está en deuda con aquella gran nación hermana. ¡Que ninguno de ellos tenga que decir a nadie, y menos si decide regrasar allí, que le habéis tratado "a patadas", como si hubieseis perdido la memoria de lo que ellos hicieron siempre por cuantos españoles llegaron hasta las aguas del "mar dulce".

Todavía no sé muy bien qué voy a contaros, aunque sí tengo varias ideas. Tendré que planificar el método, porque, como bien sabéis -lo sabéis algunos, bastante pocos, porque la mayor parte sois futbolistas o aficionados al futbol- ante cualquier cosa o concepto que uno se proponga transmitir a los demás, es preciso establecer el método y el plan más adecuados. Posiblemente, esta vez lo consultaré con Tomás, ya que los dos tuvimos el mismo maestro, y además, en cuestiones de método, no hay nadie como él. Ni siquiera Agustín... Así, pues, voy a pensarlo, porque yo todo lo pienso. Ya dijo de mí aquel Indalecio, que tenía nombre de gañán, como casi todos los de su pandilla, pero que no era de los peores, que yo era "la masa encefálica". ¡Menudos brutos, aquellos!. Aunque desde luego, mucho menos que "estos" de ahora., que jamás han leído un libro, ni mío ni de nadie, sólo los "Apuntes de la Escuela de Verano". Por eso dicen las burradas que dicen... Pero, en fin, para establecer mi "método y plan", esta vez, no voy a consultar con René, al que veo muy de tarde en tarde, y menos con Francois Marie o con Friedrich, que a esos no los he visto nunca por aquí, aunque me ha dicho von Balthasar -Hans Urs, sí, el suizo- que "abajo", lo que se dice "abajo", en las Calderas, no hay nadie... Yo, desde luego, creo que siempre estuve lejos de ellas, porque, por encima de todo, antes que un filósofo sabio, fui una buena persona, y con eso basta... Pero, en cualquier caso, el Padre Félix García, que también era de la escuela de Agustín, era un hombre muy inteligente y un verdadero santo... ¡Qué me lo digan a mí! Y ahora ya sé muy bien -método empírico- que la Misericordia de Dios, es infinita...

Buenas noches, carpetobetónicos de mi ánima. De momento, para que nadie pueda decir que la Filosofía es aburrida, os dejo un libro sobre Platón. Pero, no os preocupéis.. es de humor.
Podéis verlo arriba, no tan arriba como estoy yo ahora, pero sí arriba de este hermoso texto. Lo he escrito yo. José Ortega y Gasset